Entendiendo más al Grinch
Por. Fénix Figueroa V.
Es el primero de enero del primer cuarto del siglo XXI. En alguna de las unidades vecinas se hace presente un sonido que alcanza a toda la manzana. La música animada me hace pensar que la gente baila y disfruta de una convivencia, por una vez al año, feliz.
Se que el año nuevo y la navidad son cosas distintas, sin embargo, el espíritu navideño persiste. Me refiero a que, en todos los hogares continúa encendido un árbol con esferas, se siguen utilizando gorros puntiagudos rojos y azules, así como suéteres y otros motivos decorativos de la temporada. Pero, sobre todo, la forzada "sana relación" hasta con los parientes más lejanos. Porque claro, empieza un nuevo año y hay que llenarse de buenos pensamientos, amor, paz y prosperidad, pero solo hasta el primero de enero. Dos días ya es avaricia.
Y como se me fue la fecha y es mi blog y me da igual, vengo a despotricar contra la navidad y su hipócrita espíritu. Ya, lo dije. Eso es lo que creo y se que muchas personas me respaldan, porque hay miles de familias atacándose durante todo el año y a partir del 24 de diciembre, hasta (en el caso de latinoamericana) el 6 de enero se vuelven amor y comprensión. Pero claro, los que no entramos en esa onda de fingir somos los Grinch.
¿Por qué Grinch? Ese señorsito verde es uno de los personajes más enigmáticos de Dr. Seuss (¿o ese era el dios?), que además se ha transformado en todo un icono de la navidad. Su historia, al menos la original, relata que era un ser al que no le gustaban dichas fiestas y no había ninguna razón para ello. En su afán por arruinar la noche buena para toda Villa Quien, decide robar lo que el percibía que conformaba la celebración, es decir, los regalos y decoraciones, todo lo material. Sin embargo, al amanecer se percató que todos cantaban y festejaban por igual, sintiendo remordimiento devolvió los regalos y convivió con todos.
¿Bonito, no? Diría mi buen Shrek, ay si como si esas cosas pasaran.
Este punto, de que no había razón para la que odiara las festividades ha sido modificado para la pantalla grande, incluyendo razones como que venía de otro planeta, siempre fue rechazado, su familia lo abandonó, etc. Posiblemente el último motivo no esté tan mal, ya que nunca se menciona a sus familiares, solo su fiel perro Max. Pero de haber existido puede que ellos mismos le enseñaran a odiar la navidad.
No, no me refiero a algo instruido como el temor a Dios, sino que tal vez ellos fueron los causantes de su disgusto. Y es que es algo común y muy posible, hasta es un chiste muy mexicano el que la gente peleé por los terrenos de la abuelita en plena cena navideña. No sé ustedes, pero yo dudo mucho que eso pare por paz, amor y el mentado espíritu ese.
Además, me atrevo a decir que estos eventos decembrinos son agradables para quienes no se llevan la friega de los preparativos. Si enlistamos tenemos el lavado, picado y preparado de frutas y verduras ya sea para ponche, ensaladas o platillos varios. También tenemos la preparación de carnes, complementos, los platillos principales pues. Aunado a ello, de manera previa, están las compras respectivas de todo lo necesario para su elaboración.
Yo creo, desde mi experiencia al menos, que la navidad y celebraciones posteriores dejan de ser agradables con el termino de la niñez, porque entonces vemos todo desde perspectivas menos complejas. Para mí, el mes de diciembre ha representado desde mi adolescencia una temporada de caos, llena de malos sucesos y rupturas familiares.
Mis navidades han venido acompañadas de pleitos, desgracias, distanciamientos, cambios de 180° grados, lágrimas, decepciones, dolor y un largo etcetera del que he aprendido una sola lección: la navidad no es un momento feliz.
Y todavía puedo decir mucho más sobre el Merry Christmas y su jojojo, pero honestamente hasta para criticarla me falta espíritu. Aunque tal vez solo sea muy Grinch.
A segundo día del año, que te puedo decir. La incomodidad de convivir en esas fechas de hace presente de distintas maneras ya será parte de cada quien como aflore la hipocresía todo con tal de hacer pasar algo agradable a los más inocentes. Pues si hay que ser cringe de vez en cuando :)
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