La caída del Olivo
Eran casi las once de la noche, en mi habitación me preparaba para dormir, en la sala suena el teléfono de mi madre. Es mi hermana preguntando que ruta puede tomar al otro día para llegar al metro constitution, lo que pasa es que la estación Olivos se ha venido abajo. Por supuesto no fue la estación completa, un tramo de la vía, entre metro Tezonco y Olivos, se desplomó sobre la avenida.
Escuchó a mi madre repetir la noticia y comienzo a buscar información, el terror es inmediato. Apenas hay dos o tres imágenes distintas del accidente, con eso me basta para quedar en shock. Mi hermana habita a un par de estaciones y mi cuñado tenía escasos minutos de llegar, usando el tren por supuesto.
Veo las escenas y siento un poco de alivio por las personas fallecidas, especialmente los que transitaban en sus vehículos, no me malinterpreten, me alivia pensar que sus muertes fueron casi instantáneas y no sufrieron. Al menos eso me aferro a creer. Porque poniéndome en los zapatos de los pasajeros del transporte la angustia se vuelve monumental.
Imagínense viajando tranquilamente, seguro de regreso a casa luego de una jornada laboral pesada, todo lo que quieres es llegar, quitarte los zapatos y convivir con la familia antes de dormir. Pero de un momento a otro te encuentras atrapado en una mole de escombros, cuerpos y terror; ni siquiera sabes que ha ocurrido.
Los políticos y dirigentes se movilizan para mostrarse en la escena, "apoyando", cuando hace meses los vecinos habían solicitado, en más de una ocasión, se revisará la estructura claramente dañada desde el 17S. Ya se habían valorado la trabe y la vía, pero no sé hizo nada, para variar.
Causa de dicha negligencia está mañana se cuentan 23 muertos y más de 50 heridos, cifra preliminar. Pero la desgracia no ha terminado ya que por seguridad de los rescatistas, pese a que la estructura está muy frágil, la búsqueda de personas se detuvo, aún con la posibilidad de que hubiera más presas del derrumbe.
Mientras tanto los responsables dicen que van a encontrar las causas, que se necesita un peritaje para determinarlas cuando hasta un niño de primaria las conoce. Todos se lavan las manos, se lavan la sangre de inocentes como si fuera cualquier cosa.
Pero eso sí, tomé bien la foto señor reportero, que se vea la mano de la jefa limpiando las instalaciones, y al rato nos damos una vuelta pa' llevarles su bolillo, no vaya a ser que del susto se nos muera antes de las elecciones.
En fin, tomen precauciones y vías alternas. Si usan el metro, un padre nuestro antes de viajar y no se preocupe, que el abrazo para desapachurrar el corazón ahí dentro se lo dan.
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