Canoa
Por. Fénix Figueroa
La canoa despega el vuelo, generalmente oscila en torno a un ombligo invisible. A veces transporta municiones, otras gusanos diminutos y otras más lleva palabras mutiladas.
Los pasajeros, cualesquiera, se sientan en su relieve de espejo y contemplan la inmensidad del túnel al que se dirigen.
Junto a los viajeros se lleva un pedacito del mar de talavera, con la sangre vegetal impregnada en la piel.
El túnel se cierra y la canoa desaparece unos instantes, como si se tomara un descanso de la vida en el cobijo de la penumbra. En breve la luz se manifiesta de vuelta y la canoa regresa a su cada vez más vacío hangar, sola, sin tripulantes.
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