Papul
Por Fénix Figueroa
El cielo amaneció triste, él lo supo antes que yo, pero ahora que la noticia me ha alcanzado comparto con la nube su humedad, sus tristezas.
Hoy me entero de tu partida y me duele, más que eso me sepulta y no es a tu lado. Para ser sincera no me lo creo, aún sigo esperando que sea una mala pasada, una mentira cruel, pero la verdad es que ya no estás.
Ya no podré escucharte cantar con voz bohemia mientras tocas la guitarra, ni compartir un paquete de galletas de vainilla, o evitar la gelatina de durazno para que puedas comerla en el desayuno. Pero lo que más me duele es no poder decirte adiós.
Saber que ya no sacarás la cámara de improvisto para guardar ese momento en la memoria, que no saldrán más oraciones de tu boca, que en casa habrá una guitarra muda aguardando la mano de ese pequeño a quien dabas clases, porque la tuya no estará para acariciarla.
Duele llevarte en el recuerdo y en el pecho sabiendo que ahora solo estarás ahí, que si te busco solo voy a encontrarte en una memoria gastada, que el tiempo borrará poco a poco el bosquejo de tu rostro en mi mente y no habrá una sola fotografía para recordarlo.
Te adelantaste Papul. Cómo quisiera que la vida nos hubiera alcanzado para volver a vernos, aunque sea un ratito, chiquito, y poder decirte que para mí siempre fuiste y serás mi abuelo, aunque no lo lleve escrito en la sangre.
Te quiero tanto. Las horas son crueles y se llevan a rastras la oportunidad de hablarte, de escuchar tus sabías enseñanzas. La próxima vez que me toque viajar en el asiento del copiloto se que estarás ahí, vigilando nuestro camino.
¿Ahora quien cerrará con mil llaves la puerta? ¿Quién me dirá que me cuide? ¿Quién le dirá al gallo que cante a las seis o bañara con bálsamo a los suyos? ¿Quién encenderá la vela de la cocina?
Se que la radio no sonará esta noche, ni la risa de tu tan amada hija, la casa se volverá silente por unos días y aunque el tiempo pase, siempre quedará un pequeño espacio habitado por el silencio, una cama media tibia.
Olvido por favor devuélveme ese último instante, esa última vez que nos vimos. Regrésame las palabras para escribirlas en su nombre, para saber que decir cuando alguien muere, cuando él muere. Tierra, regrésame su cuerpo para abrazarlo una última vez. Muerte, devuélvemelo un instante para vivirlo aunque sea un segundo.
Abuelito, aquí hay alguien que te extraña y llora tu partida. No sé escribirlo pero te lo digo desde el corazón: tamoxtla.
Dedicado con todo el cariño del mundo para Saúl Flores, quien deja un enorme vacío con su partida. Buen viaje a dónde quiera que vayas. Te quiero.
Ohhhhh el vacío que se siente en la partida, trastoca y duele hasta los huesos....
ResponderBorrarMe hiciste sentir ese sentimiento....