El burro por delante



 Por Fénix Figueroa

Y como siempre, el burro por delante. Esta era la frase favorita de mamá para decirte que estabas siendo egoísta, ególatra y desconsiderado, aún si esto era una exageración porque el 'qué dirán' así lo dictaba.

Sí, de niños nos enseñaron a complacer, a que el otro –sin importar que tan mal te cayera– iba primero que tú y tus necesidades. No, cómo vas a mencionarte primero en la frase o a comer antes que la visita, déjale tu cama y vete al sillón, ¿el niño quiere ver la tele? A ver hazte a un lado. Entonces te quedabas preguntándote porqué el otro iba primero que tú si ni vivía ahí, hasta que se volvía costumbre y ya no preguntabas.

Luego te vuelves un adulto –incluso desde la adolescencia– que vive con el afán de complacer a medio mundo y al que le cuesta tanto priorizar sus necesidades, particularmente las emocionales. Que si vamos a tomar una decisión primero hay que pensar a quienes va a afectar, quienes van a estar inconformes; hacer un sondeo moralino para determinar si el daño a terceros es socialmente aceptable.

O peor aún, esperamos a que alguien valide cada uno de nuestros pasos: si hay algo que decidir le planteamos las opciones a alguien más, esperamos a que indique la 'mejor' y luego nos convencemos de que también nosotros la hubiéramos elegido desde antes. Esta situación le ocurre especialmente a quienes tuvieron padres muy controladores en su niñez y pubertad, ¿lo habían notado?

Pues no se ustedes, pero muchos ya nos cansamos de dejarnos de lado siempre, ¿y saben qué?, es algo bueno y normal. Ni se espante señora, porque ya estuvo bueno tener que llevarse la chinga todo por haber pensado en el otro primero. 

Léanlo bien, nadie más va a procurarte tu bienestar, la cosa es que a nadie le importa si eres feliz –a veces ni a tu familia. Si sigues pensando en todo lo demás a la cabeza, serás por siempre el segundon de tu propia vida. Solo recuerda que como te sientes también te perciben los demás, imagina todo lo que perderás por mantenerte en segundo plano y todo porque abajo el individualismo.

Ni siquiera se trata de eso, no es que seas un egoísta de lo peor, que solo pienses en ti y te dediques a joderle la vida a otros para satisfacer tu necesidad de supremacía. Simplemente es volvernos concientes de nuestra propia valía, porque casi siempre somos nuestros peores jueces. 

No se ustedes, pero al menos yo soy mi propia enemiga y es muy molesto tener un diálogo conmigo misma, digo es que a nadie nos gusta hablar con alguien que dos de tres nos recrimina por los errores, por las deficiencias, hasta por las coincidencias. No se ustedes pero a mí me urge aprender a mandar al burro por delante porque el pobrecito ya está muy rezagado.

Ahora que reflexiono sobre ese dicho creo que no pudieron elegir mejor referente: un burro. El burro lo carga todo, ahí va el infeliz todo cansado con el lomo lleno de tiliches hasta su destino. Muy bueno para cargar el burro ¿y luego?, y ya, no hay más, al burro nadie lo vuelve a mencionar hasta que haya otra pesada carga. 

No cabe duda que las personas somos bien burras, pero ¿sabes que los burros se están extinguiendo? 

Comentarios

Entradas populares