Amor líquido
Por Fénix Figueroa V.
Sábado 18 de febrero, han pasado cuatro días desde el 14, día oficial para el festejo del amor y la amistad, ya comienzan a verse en esquinas y basureros las muestras simbólicas de pasión y fraternidad, algunas aparecieron desde el primer día, anudadas entre los papeles sanitarios y otros desechos.
Catorce de febrero, día del amor y la amistad, porque claro esos sentires solo pueden celebrarse un día al año. Durante 364 días los amigos se critican, se dan la espalda, se abandonan en situaciones importantes o fingen falso cariño, pero en ese día una paleta de bombón, una tarjeta, los chocolates o cualquier otro producto comerciable, soluciona todas las diferencias.
Lo mismo con las parejas que se engañan, se dan por seguros en la relación, dejar de atender los detalles, dejan de valorar la compañía, parejas que se agreden, se insultan y se dañan, ah pero eso sí en febrero que no falte el ramo de rosas buchón, el peluche, perfumes, chocolates, ropa, cenas caras y cuánta chingadera aparente un amor del que carecen. Entre más grande el regalo, aguas.
Y también creemos que es una fecha maravillosa para una declaratoria de amor, entonces vemos a los "soldados caídos" por la calle decepcionados y dolidos, porque les hicieron creer que durante un día el amor está en el aire y se respira como feromonas, asegurando su victoria triunfal. Ja, ilusos.
Y también, es la fecha ideal para las pruebas de amor. Porqué claro, en las relaciones debe haber pruebas, como si fuera un videojuego, debes superar cada nivel para no perder el juego. En nuestra bella sociedad líquida, como diría el buen Bauman, el sexo parece ser el único acto válido para demostrar tu amor. Ándale chiquita, ya dame el tesorito que yo te amo ¿o qué tú no?
Es triste encontrarnos programados por un calendario, que las fechas definan cuando debemos (o podemos) mostrar nuestro cariño por los demás. Es una fatalidad, ¿por qué esperar un día en específico para regalar un te amo, para decirle a alguien lo mucho que vale en tu vida?
Vivimos esperando celebraciones anuales sin pensar en que no podemos darnos ese lujo, que cada día ya es un festejo y que cosas como el amor y la amistad, si son reales, se sienten diariamente. Dejemos de esperar, seamos rebeldes revolucionarios que aman diariamente y agradecen el regalo de la compañía. Seamos agradecidos.
El Covid nos demostró el valor de un minuto, que las personas desaparecen en cuestión de segundos y la vida no espera a que digas adiós, a qué digas te amo o regales ese perdón solicitado mucho antes. Si no somos capaces de comprender eso jamás podremos valorar la verdadera riqueza.
No regales algo solo porque es fecha para hacerlo, porque esas muestras a la fuerza de marchitan entre los desperdicios de la cocina en cada bote de la colonia. Regala algo porque amas, hazlo con el corazón sin importar que sea 14, 20 o primero de cualquier mes. Regala valor, no económico sino sentimental.
Y antes de callar un te amo piensa en cuántas oportunidades aseguradas tendrás para volver a decirlo.
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